Una puerta al pasado
En cada casa —en cada hogar— hay siempre una puerta especial, una puerta que podría ser un libro abierto.
En el marco —especial— de esa puerta especial suelen quedar grabadas aquellas pequeñas conquistas del tiempo, aquella raya de grafito, aquella hendidura a cuchillo, una fecha escrita con trazo inestable o una inicial apresurada.
Aquel era nuestro particular calendario expresándose sin palabras.
Cada línea —cada muesca— avanzaba centímetro a centímetro al paso de los meses, escondiendo tras ellas días de juegos, risas, raspones en rodillas y sueños increíblemente grandes para cuerpos —todavía— increíblemente pequeños.
Todavía puedo recordar aquel momento emocionante cuando tocaba ponerse derecho, los talones bien pegados al suelo y tratando de estirarse lo más posible sin que tus padres lo notaran.
Y entonces te decían “ya está”, te dabas la vuelta para ver la nueva marca y de pronto te sentías mayor.
Aquella nueva marca —apenas a un centímetro de la anterior— era una celebración de vida.
Poco a poco —año tras año— aquellas líneas se fueron amontonando como si fueran anillos de un árbol que cuenta su edad, su vida, sus alegrías sin palabras.
Cuando —con el tiempo— cada quien siguió su camino en la vida, aquella puerta —aquel marco— siguió allí —en silencio— manteniendo la memoria de lo que un día fuimos, de lo que un día vivimos en aquella casa.
Creo que todos llevamos en nuestro interior ese marco invisible donde trazamos los hitos de nuestra vida —esta vez— marcados a fuego en nuestras almas, con las alturas secretas de nuestras vivencias, de nuestros momentos.
Con nuestros afectos cultivados, las pequeñas victorias y también aquellas derrotas —seguramente— necesarias.
Quizás, si tuviésemos la oportunidad de volver a aquella casa y rozar con nuestra mano aquellas marcas en sus viejas maderas, podríamos sentir el eco suave, tibio, de nuestra infancia retenida en aquellos viejos surcos.
Y viéndolas ahora —aquellas marcas— no solo nos mostrarían cuánto crecimos, también nos recordarían quiénes fuimos y los sueños que albergábamos.
Centímetro a centímetro hemos llegado hasta aquí.
Italia a tal hora
En cualquier lugar…