Multiverso
El amor es un hilo de luz atravesando el infinito tejido del multiverso.
En cada uno de tus universos, en cada realidad paralela, nuestras almas se rastrean y se entrelazan, sin importar cuántas galaxias puedan separarnos o cuántos destinos intenten desviarnos.
El amor trasciende nuestro tiempo, y las leyes que lo rigen, es la constante –secreta– que sostiene todos los mundos posibles.
Si el multiverso existe, existen también infinitas versiones de nosotros mismos, en infinitas playas de incalculables mundos amándonos bajo lunas que ni siquiera podemos imaginar.
En algún universo paralelo quizá caminamos de la mano por suaves calles flotantes.
En algún otro seríamos pura energía –danzarina– comunicándonos con pulsos que laten al ritmo acompasado de nuestro amor.
Hay universos donde nos volveremos a reencontrar tras mil vidas, reconociéndonos en nuestras miradas aunque nuestras formas se dibujen de maneras muy diversas.
Y es que el amor auténtico no conoce límites, ni el de la carne, ni el del tiempo, ni el de la lógica.
Es realmente hermoso pensar que en cada posible realidad te elijo, siempre a ti.
Que en cualquiera de las variantes de mi propio ser, subsiste un irreprimible impulso que me lleva hacia ti.
Aunque las estrellas colapsen, aunque el cosmos vuelva a nacer una y otra vez, siempre habrá un momento en que nuestras miradas se encuentren para así dar sentido a ese universo que nos ha tocado compartir.
Es un pacto silencioso, tallado en el tejido mismo del espacio-tiempo.
El amor, esa poderosa fuerza que se refleja en cada rincón del multiverso, es un susurro recorriendo dimensiones, saltando entre realidades y nos recuerda –a cada instante– que no importa cuántos mundos existan, que el único importante es este nuestro aquí y ahora, único porque en él estás tú.
Si mañana despertase en cualquier otro universo, en cualquier otro cuerpo, y con otros recuerdos, sé –tengo la certeza– de que mi corazón buscará la misma vibración que solo tú puedes provocar.
Quizá por eso nos referimos muchísimas veces al amor como algo milagroso, incomprensible.
Y es que en un infinito de posibilidades, en un grandioso océano de existencias paralelas, logramos coincidir.
Y aquí estamos, aquí seguimos, desafiando la estadística, aferrándonos, entrelazados el uno al otro sabiendo que, en cualquiera de esos universos, nuestra historia se repite una y otra vez, con distintas melodías pero siempre con la misma esencia.
Amar es declarar que, aunque existan millones de realidades alternativas, hoy elijo vivir en esta contigo.
Y si algún día me perdiese entre dimensiones, mi alma sabría cómo volver a encontrarte. Porque el amor verdadero no necesita mapas ni coordenadas: está grabado en cada átomo de quienes somos, resonando a través de todos los universos posibles, eterno, luminoso, indestructible.
Te quiero en todos los universos.